sábado, 28 de marzo de 2020

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Soy adicto a la lactosa y también intolerante. Tengo las encías rosas y también las tengo sagrantes.  Tengo la pija apestosa y no sé si está tan grande. Tengo un océano de mariposas con colores impactantes. Un mundo de sensaciones . pero sobre todo, tengo la nada, bien  clavadita junto al alma, que cuando digo lo que pienso me olvidé por qué pensaba. Ya no hay forma ni escarmiento, no hay costo tan alto ni valor . En mi lecho de muerte voy a poner tu nombre, junto a una flor elegante con aliento a vodka y noche. Silvando bajito ya medio que me olvidé, me pegó el sol en la cara y después no sé a dónde se jué. Se fue a Japón o se fue a china o anda allá por Brasil, alimentando la tierra blanda que nunca me verá allá surgir. Me estremezco cuando pienso en el asco que siento. M estremezco cuando escucho en tu cuarto un chimento, otra noticia sin aliento, cansada, que corre por el desierto y no lo observa ni tu aura, y no busca ni agua,  ni consuelo, es apenas un grito como un disparo certero a los oídos de un mundo que juega a ser extranjero, cerquita mío como otra taza de te con leche, siento pasar el río, como un llanto de la gente que nadie escucha porque dicen que pensaron en pensar en empezar a pansar pero eso yo no lo creo. Cuesta cuesta arriba ir empujando el cemento, con los pies llenos de un barro que no quita ni agua hirviendo, cercando cerquita mi rancho te epera, empapado, en pantuflas, empezando un bostezo que nos deje un espacio claro abierto en un cielo grisáceo que se esmera en llovernos , yo me conformo con vernos a todos tirados y de pié, alzando en brazos cansados otra tacita de café, con cognaq y con canela, con alfalfa pa tus lleguas empapadas  y peposas, prisioneras de esta guerra en que se juega la vida, entre la muerte vigía, que en las esquinas vigila disfrazada de policía. Yo me entretengo: camino lento y te pienso, más allá de las palabras con que mentimos el tiepo, más allá de las murallas levantadas hace tiempo, ladrillo por ladrillo besamos ese esperpento, ya parecemos judíos en el muro del lamento. Lamento mucho esto, nopoder ni sonreírte, no poder ni llorarte, no poder ni mirarte, no poder ni escupirte, no poder ni espantarte, no poder. El cielo este del que hablo está hecho de estrellas, pero también de agujeros negros bien pegados a ellas. Crucemos los dedos, les ruego, ese es mi único consejo, crucémoslos tantos, tan fuerte, que recistan hasta esta tristeza, que se sientan morir, así más juntos que nunca, hasta que un día se abran como flores sin florero y respondan las reguntas que me hiciste aquel enero.

jueves, 26 de marzo de 2020

caña


Me encuentro sentado frente a una gran piedra y en el mar veo peces que se parecen a mí. Trato de acercarme pero ellos ven la caña de pescar oculta en mis manos y se aasustan y se alejan pero se quedan obervandome: saben que le tengo meido a meterme y que me lleve la corriente. Entonces me acuesto sobre la arena y me hago el muerto. Le pregunto a todos y cada uno de los peces si no quieren ser mi comida. Hablo solo, no sé si ellos me escuchan o no. oigo las burbujitas. Miro de reojo y por sus gestos adivino que se preguntan cosas. Me acerco. Dejé la caña .de pescar en la arena. Sin darme cuenta casi estoy en el agua y se va poniendo tibiesita mientras más me sumerjo. Ellos parece que ahora no me temen. Me observan y los observo. Uno se me acerca. Me dice al oído algo que no entiendo. Me doy vuelta para irme cuando desde el agua veo una silueta: alguien se acerca y creo que esconde una caña.